
1. Palacio de Hofburg
El Palacio de Hofburg es el testimonio más impresionante del poder de los Habsburgo en Europa. Construido en el siglo XIII, este complejo palaciego sirvió como residencia de invierno de los emperadores durante más de seis siglos, convirtiéndose en el epicentro político del Imperio Austrohúngaro. Con 59 acres de extensión, 18 alas y 2,600 habitaciones, el Hofburg es una ciudad dentro de la ciudad. Cada ala refleja una época diferente de la arquitectura europea, desde el gótico medieval hasta el art nouveau del siglo XX. Hoy en día, el palacio alberga varios museos fascinantes, incluyendo el Museo Sisi dedicado a la emperatriz Elisabeth, los Apartamentos Imperiales donde vivieron Franz Josef I y Sisi, y la legendaria Escuela Española de Equitación. El Tesoro Imperial guarda la corona del Sacro Imperio Romano Germánico y joyas de valor incalculable. Desde 1946, parte del palacio funciona como residencia oficial del presidente austriaco. En 2015, la Unión Europea otorgó al Hofburg el prestigioso Sello de Patrimonio Europeo. Visitar el Hofburg es sumergirse en los siglos de esplendor imperial que definieron a Europa Central.